viernes, 12 de diciembre de 2008

MAL USO DEL AGUA


El agua, elemento líquido indispensable para la vida, está en rebeldía contra el hombre. Desde el inicio de la revolución industrial, éste no ha cesado en el empeño de contaminar los ríos, mares y acuíferos, destruyendo las reservas de consumo y aniquilando los bosques, fieles guardianes protectores del agua, que retienen con sus raíces el tan preciado líquido.
Como consecuencia de ello y habiendo creído desde siempre que el agua era un bien inagotable, comienza a presentarnos facturas muy caras y de difícil solución si no se cambia radicalmente nuestra actual forma de consumo derrochador. Ésta es motivo de conflictos entre agricultores, industriales, empresarios turísticos e incluso países enteros.
En España, donde las sequías son cada vez más frecuentes, las polémicas se agudizan. Nadie afronta con seriedad factores tan vitales en esta escasez de agua como son: el cambio climático, la falta de bosques, la contaminación de las aguas, las pérdidas en el suministro y canalizaciones, los sistemas de riego derrochadores o el consumo excesivo de cada uno de nosotros.
En la agricultura se consume el 80% de agua potable disponible en España. Esto supone un derroche de agua, que bien podría ser infinitamente menor si en lugar de encharcar la tierra, se empleara otros métodos que están al alcance de la industria agrícola como podría ser el goteo. En Israel se han conseguido logros muy importantes con el riego a goteo.
El abastecimiento urbano es, tras el regadío, el segundo sector en cuanto a consumo de agua potable. Hay comunidades con un derroche enorme de este preciado líquido. El despilfarro de los ciudadanos, unido al consumo originado en el riego de parques públicos, jardines privados, campos de golf y limpieza de las calles realizado, en su mayor parte, con agua potable, aumenta más aún su escasez, poniendo en peligro las reservas destinadas al consumo humano, y máxime, cuando atravesamos un periodo de sequía, que cada año se pronuncia con más intensidad debido al cambio climático y al temido efecto invernadero. No olvidemos, que los recientes informes elaborados por las Naciones Unidas y numerosos científicos, afirman que en España, cada año aumenta la desertización y que será uno de los primeros países más afectados por el cambio climático reconocido ya por todos los gobiernos del mundo. Aunque las consecuencias son evidentes, existe un rechazo visible a la hora de enfrentarnos con la realidad.
El mal uso del agua provoca muertes y epidemias. Mientras millones de personas mueren de sed en algunas partes del mundo, en España gastamos, una media de 280 litros por persona y día y, en Estados Unidos, se acerca a los 4.000. Cada año mueren 11 millones de personas por falta de agua y más de 300 millones enferman por malaria, fiebre amarilla, diarreas, disentería y cólera, entre otras muchas enfermedades, provocadas por el agua contaminada.
¿Qué debemos hacer de forma individual para mejorar los recursos?
• Cerrar el grifo mientras nos lavamos los dientes o nos afeitamos, y poner el tapón mientras fregamos.
• Dúcharnos en vez de bañarnos. Reducir el tiempo que el grifo permanece abierto.
• Reparar los grifos o las cisternas que gotean.
• Colocar en cada grifo un filtro, para ahorrar agua.
• Tirar de la cadena del inodoro cuando sea necesario. No emplearlo como cenicero o papelera. Desperdiciarás mucha agua.
• Exigir al Ayuntamiento que se rieguen los parques públicos y limpieza de las calles con agua reciclada.
• No lavar el coche por sistema.
Éstas son algunas de las acciones que podemos hacer nosotros como ciudadanos. Los responsables políticos tienen el deber de proteger el agua de la forma más eficaz y ahorrativa posible, y tomar las medidas necesarias para desarrollar e implantar las alternativas ante el despilfarro del agua potable y que ésta sea, limpia y sana, no contaminada y de baja calidad.

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